viernes, 21 de noviembre de 2008

Mensaje de Bienvenida de Sor Beatriz Muñoz M. FMA

Queridas Maestros y Maestras Salesianos de México.

Me alegra poder dirigir el presente saludo cariñoso y entusiasta a cada uno de ustedes en la apertura de este gran Congreso, que se vuelve el espacio apropiado para impulsar una de las importantes opciones de la Escuela Salesiana en América y en nuestra nación: la formación permanente de los profesores.

El tema del Congreso: El acompañamiento generador de cercanía y conocimiento mutuo, nos lleva de inmediato al corazón de la Pedagogía Salesiana. Efectivamente, si quisiéramos precisar el punto más original de la herencia educativa de Don Bosco y de Madre Mazzarello, tendríamos que reconocerlo en “su capacidad de crear relación”, de “saber ser y estar” constructiva y gozosamente en medio de los niños y niñas, de los y las adolescentes y jóvenes.

Una de las habilidades necesarias del buen educador en la actualidad es la facilidad para empatizar con los educandos, creando una corriente de recíproca acogida que asegura la humanización tanto del educando como del mismo educador. Abrirse con respecto, con admiración, con optimista mirada delate de la joven vida que encierra un potencial de energía y de transformación de la sociedad y de la historia, significa ser acompañantes con pasión educativa.

Ciertamente que para poder ofrecer acompañamiento y cercanía de calidad a nuestros alumnos y alumnas se requiere haber hecho antes la experiencia de los mismo. La comunidad educativa favorece este mutuo acompañamiento que progresivamente fortalece la conciencia de la propia dignidad y valía, de la propia capacidad para poder buscar junto a los demás integrantes de la comunidad caminos creativos y audaces en el campo de la educación. Todos necesitamos sentirnos amados y ofrecer amor para ser buenos, para ser felices, para llegar a ser verdaderos ciudadanos. Como cristianos sabemos, y sería genial que estuviésemos convencidos por experiencia, de que el Espíritu Santo consolida esta realidad humana y la perpetúa más allá del tiempo, del espacio, de la historia misma, de nuestros límites.

Les deseo sinceramente que estos días marquen su proyecto de vida y su práctica profesional. México y el mundo necesita este “fino e imprescindible granito de arena”.

Los acompaño con cariño y con la oración.
Sor Beatriz Muñoz Martínez fma
Provincial

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